Resulta que Ramón Jáuregui dice que «España debe aceptar la singularidad catalana». Así dicho en mi opinión tiene dos posibles significados.
Por un lado puede querer decir que la gente del resto de España no creen que un catalán sea «algo» diferente a un leonés o a un asturiano o a un extremeño o a… En cuyo caso el señor Ramón Jáuregui está diciendo una tontería, porque todo el mundo entiende el «hecho diferencial» de las comunidades autónomas. Todo el mundo sabe que los catalanes (los que quieren) hablan su propio idioma, hacen «castells», tienen «correbous» y demás tradiciones que son catalanas y no son, por ejemplo, asturianas. Señor Ramón Jáuregui, creo que a estas alturas del partido todos sabemos que hay tradiciones distintas. En mi opinión, ese conjunto de tradiciones delimita a un pueblo (si se quiere nación).
La segunda interpretación de la frase es un poco más oscura. Puede estar usando «singular» para referirse a «privilegio» o a «preferencia». Y ahí, Ramón Jáuregui ya se fastidia el asunto. Como esta sea la medicina del PSOE para ganar la popularidad perdida vamos a tener PP para rato, incluso con Bárcenas y compañía.
Por otro lado, el PP tiene sectores que están «echados al monte». Quieren «españolizar» Cataluña, «uniformizar» el país. Y eso ya es demencial. Por cierto que ese asunto no es nuevo, el Conde-Duque de Olivares salió trasquilado cuando intentó la Unión de Armas y por ejemplo, aquí, podemos leer
A principios del siglo XVII, la situación de Castilla —de donde hasta entonces habían salido los hombres y los impuestos que necesitaron Carlos I y Felipe II para su política hegemónica en Europa— ya no era la misma que la del siglo anterior —como ha señalado Joseph Pérez, Castilla «se hallaba exhausta, arruinada, agobiada después de un siglo de guerras casi continuas»— lo que junto con la caída de las remesas de metales preciosos de las Indias provocó la crisis de la Hacienda real, que se acentuó cuando comenzó la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).
En este contexto se sitúa el proyecto del Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV de España, de lograr una mayor unidad de la Monarquía que quedó resumido en su aforismo Multa regna, sed una lex, «Muchos reinos, pero una ley», que evidentemente se refería a la de Castilla. Esto implicaba la modificación del modelo político de monarquía compuesta de los Austrias en el sentido de uniformizar las leyes e instituciones de sus reinos y conseguir de esta forma que la autoridad del rey saliera reforzada al alcanzar el mismo poder que tenía en Castilla. Este proyecto fue plasmado en el famosos memorial secreto preparado por Olivares para Felipe IV, fechado el 25 de diciembre de 1624, cuyo párrafo clave decía:
El intento de los Decretos de nueva planta de los «Bobones» tampoco ha cuajado mucho visto lo visto.
Entiendo que cualquier iniciativa de «uniformizar» un territorio que no es para nada uniforme está condenado al fracaso. Por lo tanto, entiendo que hay dos caminos.
Podemos por un lado hacer borrón y cuenta nueva y reformar la ordenación territorial del estado reconociendo las diferentes naciones que hay en el país y emprender un proyecto común como estado federal/confederal o lo que se quiera. Pero para eso hace falta que se reconozcan TODAS las naciones. No puede haber un trato preferencial a Galicia, Euskadi y Cataluña. Creo que todo el mundo estará de acuerdo en que si mis tradiciones como castellano no son más parecidas a las de un catalán que a las de un andaluz. El trato preferencial puede venir de una ley electoral que premia determinadas situaciones o de financiaciones ventajosas.
La otra opción es reconocer que tras años de propaganda por ambas partes todos estamos hasta el gorro del vecino. Si es esto lo que al final queremos hacer, pues se vota y punto. Por mi parte no veo ningún problema en votar estas cosas.
Dicho todo esto: amigos catalanes, no podéis fiaros de Mas y compañía. ¿Cuándo la oligarquía ha ayudado al individuo de la calle?